Seducido por la venganza by Kim Lawrence

Seducido por la venganza by Kim Lawrence

autor:Kim Lawrence
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2020-04-20T14:34:55+00:00


Capítulo 6

TODAVÍA me sabe a él?», se preguntó Flora pasándose la punta de la lengua por los labios. Tomó aire y aspiró el aroma de su propia piel, una erótica mezcla de sexo y Josh.

Abrió los ojos y descubrió que había anochecido. Todos los músculos de su cuerpo estaban completamente relajados después de la tensión a la que habían estado sometidos hasta hacía unos momentos. Suspiró con placer al recordar lo que acababan de vivir. Habían hecho el amor de una forma que le había producido tanto placer que creyó que no sería capaz de soportarlo.

En un momento dado, decidió que quería volverlo a él también un poco loco y le fue diciendo lo que quería hacerle. Josh se dejó hacer cosas que Flora se hubiera avergonzado de recordar si no fuera porque, a aquellas alturas, ya había perdido toda vergüenza. Josh era el único hombre con el que no tenía prejuicios en hacer ciertas cosas.

Recordó su cara cuando había agarrado entre sus manos su parte más íntima y lo había acariciado.

—Me gustaría poder quedarme a dormir —murmuró Josh a su lado acariciándole la punta de la nariz.

Flora se giró, se tumbó boca abajo y se apoyó en los codos. Él siguió paso a paso los movimientos de sus pechos en la nueva postura.

—¿Te tienes que ir ya? —preguntó ella a punto de hacer pucheros.

Aquella no era ella. Con solo mirar aquel cuerpo escultural se volvía loca y se le pasaban por la imaginación solo fantasías sexuales.

—No me gustaría que Liam se despertara y yo no estuviera allí.

—Claro —contestó Flora molesta. Al instante, se arrepintió de mostrarse tan dependiente de él—. Entiendo que Liam vaya primero.

Se tumbó de espaldas, arrimó las rodillas al pecho y se sentó. Josh no parecía de esos hombres a los que les gustaba tener a su pareja todo el día colgada del cuello. Flora echó los hombros hacia atrás y actuó como la menos dependiente de las mujeres.

—¿Qué? —preguntó Josh con una ceja enarcada—. ¿No te vas a disculpar por haberme retenido más de la cuenta? ¿Es que querías engañarme?

Sorprendida, se dio cuenta de que la estaba tomando el pelo. Nunca nadie le había dicho que era tan transparente. ¿Es que acaso le leía el pensamiento?

Flora ya tenía un pie en el suelo, pero lo volvió a subir a la cama y, justo en ese momento, él lo agarró, lo miró y se lo llevó a la boca sin dejar de mirarla a la cara, observando sus reacciones.

—Eres preciosa, de la cabeza a los pies, literalmente —apuntó él.

Sus palabras fueron como una caricia. Flora se estremeció y se asustó ante el deseo tan fuerte que despertaba en ella. Obedeció a sus movimientos y se dejó arrastrar por el colchón hasta ponerse sobre el regazo de Josh, con una pierna a cada lado de su cintura.

—Creí que había ido demasiado…

Josh le puso un dedo en los labios para silenciarla.

—Sé lo que creías, pero no te molestes en hacer como que pasas. Yo no me siento precisamente así…

—¡No me digas!

—Ya ves —dijo arrojante—.



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